Hace tiempo que llevo reflexionando sobre la violencia que escuchamos casi a diario de mujeres que mueren a manos de sus exparejas e incluso tomando a sus hijos como escudos… en España 16 en lo que va de año y por desgracia, el porcentaje en otros países es aún mayor.
¿Por qué estamos llegando a estos extremos? ¿por qué parece imparable esta ola de violencia que crece y crece? ¿qué estamos haciendo para impedirlo?… me debato en mil preguntas y no encuentro la respuesta pero no por eso quiero dejar de seguir pensando y ofreciendo mis propias preguntas por si alguien quiere sumarse al diálogo porque, en esta tarea como en tantas otras, es cuestión de unirnos ya que si algo tengo claro es que aisladamente no podemos hacer nada.
No ignoro que hay un nivel político, de leyes, de actuaciones, de consecuencias… que debe ponerse en marcha sin dilación, es urgente y prioritario, esto puede ser a nivel macro, social, político, jurídico, legal, por supuesto.
Pero a diario, en nuestros círculos de relaciones, familia, trabajo, amistades, ocio, viajes, lecturas… ¿no podemos hacer nada? El lenguaje no es indiferente, los mensajes que circulan en las Redes, el poder casi omnímodo de los medios de comunicación, tienen una gran influencia y muchas veces negativa en este tema, aunque no solo.
Celebramos hoy el Día Internacional de la Mujer, ese 8 de Marzo que conmemora un hecho sangriento, como sabemos, y personalmente no me gusta dedicar el “día de …” como obligarnos a tener en cuenta a las mujeres, o al padre, o a la madre, y más me sugiere un carácter comercial, pero si en este caso sirve para sensibilizarnos en la igualdad de derechos entre todas las personas, de no vivir “frente a” sino “al lado de” y caminando juntos crecer en consciencia, hombres y mujeres, de la realidad tan desigual que existe en nuestro mundo, no perdamos ocasión de hacerlo.
Sería injusto no reconocer los pasos dados con el esfuerzo inmenso de tantas mujeres que han ido abriendo espacios antes impensados, pero no podemos dejar de ver todo el largo camino que aún tenemos por delante.
No nos desanimemos, sigamos soñando que es igual a continuar luchando por esa igualdad que nos debemos; con el compromiso diario, con los pequeños o grandes acontecimientos que puedan ir marcando hitos liberadores y como mujeres aprovechemos todos los espacios posibles que se nos abren, puertas apenas entreabiertas, pequeñas rendijas para que entre otro aire, no apagar la llama incipiente, sino avivar las brasas calientes, el rescoldo que va quedando…
Pero con firmeza y no con violencia, con convicción y no con coacción, con propuestas y ofertas, no con imposiciones agresivas. La persistencia pacífica pero atenta, vigilante, despierta; la acogida de los movimientos que van surgiendo en todas partes, la invitación a reflexionar, a tomar en serio esta situación para crecer en sensibilidad, para dejarnos afectar y no despreciar pequeños o grandes hitos con que escribir una nueva página en la historia… dará sus frutos haciendo realidad nuestros deseos.
Desde los ámbitos sociales, políticos y eclesiales donde estamos presentes, ocupemos nuestro espacio, no lo cedamos, abramos cada escenario para que juntos, mujeres y hombres, presentemos un rostro nuevo que nos regale un mundo de iguales desde la originalidad que cada persona somos y aportamos.
María Luisa Berzosa fi – Orcasur-Madrid