Mucho que compartir porque hay mucho vivido. Pero, seremos prudentes y en unas breves palabras pintaremos el paisaje de la experiencia de esta semana.
Nos dejaron con Jolanta Kafka rmi. ¿Lo recuerdan? Pues, hemos de decirles que, con ella, nos fuimos acercando a la Vida Consagrada hoy desde la perspectiva eclesial actual, iluminadas por Laudato si y Fratelli tutti. Estos focos nos permitieron vernos desde los desafíos que lanza Francisco a todo el pueblo de Dios. Este camino lo hicimos a partir de algunas preguntas, con momentos de silencios, en oración e iluminadas por el evangelio. Quedamos muy contentas y agradecidas a Jolanta por su cercanía de hermana y por animarnos a ser mujeres consagradas portadoras de vida y esperanzas en el mundo de hoy.
Continuamos esta etapa con la presencia fresca y dinámica de María Luisa Berzosa, FI. Con ella hemos estado profundizando sobre el discernimiento. Comenzó recordándonos que este tema es la primera llamada de la última Congregación General. Esto no es un asunto casual. Habla de la urgencia en nuestras vidas del discernimiento, porque desde él podemos conocer, aceptar y realizar la voluntad de Dios. Requiere una persona con cierta madurez, que pueda actuar en libertad, desde su sí mismo corporal, con todo lo que ello implica. María Luisa también nos transmitió el espíritu sinodal que le acompaña, con su persona, sus anécdotas y de modo especial por ese profundo sentido de cuerpo eclesial y congregacional que le es inherente. Nos sentimos animadas y agradecidas por el dinamismo, la juventud y entusiasmo de María Luisa.
Por último, este Curso de Renovación tiene la novedad de hacer “la ruta de Santa Cándida en Roma”. ¿Recuerdan los días que pasó Cándida por aquí, con su hermana Angela y una hermana francesa, Gabriela Hondet? Sí, la Madre tuvo que venir personalmente a defender nuestras constituciones para que pudieran ser aprobadas sin afectar lo que ella sentía era esencial a la llamada recibida. Se percibe ese aire en la Ruta: su confianza en Dios y en la Virgen, su prisa para aprovechar bien el tiempo en su estadía única por aquí, su gratitud por estar pisando esta tierra de tantos mártires…
Tenemos la suerte de tener entre nosotras a una de las hermanas italianas, Carmela Pappa, quien con mucho cariño y esmero ha preparado, acompañado y guiado esta ruta. Carmela nos ha hecho imaginar a la Madre Cándida y sus dos compañeras en las Agustinas, en la iglesia escuchando misa, trabajando, reunida, yendo y viniendo… Gracias, Carmela.
Seguimos caminando con apertura. Vamos a ver cómo Dios nos será propicio en Roma esta semana…
