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El Bautismo del Señor

enero 8, 2017

Eres un bautizado, un hijo amado del Padre, y formas parte de su Reino y de su Iglesia. Adapta y aplícate la cita de hoy, del profeta Isaías, 42. Es la plasmación de tu vocación como cristiano: ‘No gritarás, no clamarás, no vocearás por las calles. La caña cascada no la quebrarás, el pábilo vacilante no lo apagarás. Yo, el Señor, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo.’
Y, ASÍ:
1. Si te apuntas a mantener, con la fuerza de Dios, una fe viva y a colaborar activa y silenciosamente con una Iglesia necesaria, apasionada de amor, éticamente coherente, profundamente evangélica, y capaz de apoyar el desarrollo positivo y pacífico del mundo, da un paso adelante, eres un bautizado, un hijo amado de Dios. Ofrécete.
2. Si te ves a ti mismo como un pequeño y humilde discípulo del único Maestro, que es Cristo, y si te sientes como un enamorado de la vida fraterna y común que Él propone a sus hermanos, da un paso adelante, eres un bautizado, un hijo amado de Dios. Ofrécete.
3. Si crees en el poder del bien, del “que pasó por la tierra haciendo el bien”; si sigues confiando en el poder de Dios, en el poder de la oración y del amor, a pesar de que parezca ir por un inevitable precipicio todo lo que te rodea; y si confías en “El Señor que se sienta por encima del aguacero, como rey eterno”, da un paso adelante, eres un bautizado, un hijo amado de Dios. Ofrécete.
4. Si estás dispuesto a continuar transitando por el camino de la concordia y de la pacificación, sin escurrirte por ideologías de unos u otros signos, dando la cara y sin darte por vencido, sin dejarte amedrentar por el poder de los grupos mediáticos o de lo políticamente correcto, da un paso adelante, eres un bautizado, un hijo amado de Dios. Ofrécete.
5. Si vas a continuar siendo un peregrino de la paz, atravesando sin miedo los caminos transitados por la violencia, el odio, los prejuicios o el maniqueísmo que divide a los seres humanos entre buenos y malos. Si vas a continuar aceptando que el trigo y la cizaña está en ti y en todos, y que has de pelear junto con dignidad a tus hermanos por el bien, hasta el último día, sin creerte mejor que tus hermanos, porque todos somos hijos de un mismo Padre y hermanos entre nosotros, invitados todos a la conversión y a la comunión, da un paso adelante, eres un bautizado, un hijo amado de Dios. Ofrécete.
6. Si vas a sentarte al lado de los que nada tienen, y con ellos vas a sentir las heridas de la opresión y del desprecio. Si vas a mantenerte sirviendo y trabajando por la justicia y la esperanza sin incitar al odio o la violencia. Si vas a seguir abriendo “los ojos de los ciegos, sacando a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas”, da un paso adelante, eres un bautizado, un hijo amado de Dios. Ofrécete.
7. Si vas a intentar vivir tal y como saliste de las aguas del bautismo: pecador, pero limpio, libre de ataduras, pobre, austero, humilde como un itinerante sin patrimonio, con la sola defensa del Padre, que siempre aparecerá para sostenerte y hablarte al corazón, y sin otro privilegio que el amor mutuo, el amor de tus hermanos y de tu gran familia. Si vas a vivir dedicado a proclamar con tu ejemplo y con tu pasión la unidad y la comunión, la Buena Noticia de Jesús, el Hijo Amado, por el que “vino una voz del cielo que decía: ‘Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto”, da un paso adelante, eres un bautizado, un hijo amado de Dios. Ofrécete.
8. Si la confianza no va a desaparecer de tus entrañas, ni la sonrisa va a esfumarse de tu rostro. Y si vas a saber contemplar con esperanza y alegría el crecimiento constante del Reino de Dios, a pesar de la opresión ejercida sobre los humildes, por esa parte de la humanidad que hace crecer sombras de muerte, provocadas por su propia ambición, da un paso adelante, eres un bautizado, un hijo amado de Dios. Ofrécete.
9. Si no te vas a dedicar a la queja o al lamento estéril, si vas a huir del protagonismo, aunque te duela por dentro el alma, si vas a apartar de ti la envidia y la maledicencia, y si vas a ser un aliento constante y un empuje del buen Espíritu de Dios para animar a los pequeños, para apoyar a los profetas y para estimular la luz de los artistas, da un paso adelante, eres un bautizado, un hijo amado de Dios. Ofrécete.
10. Si vas a continuar con la sencilla tarea de perfumar la historia humana con el buen olor de Cristo, edificando su Cuerpo Común, aportando un espíritu nuevo de Comunión, acrecido en la oración silenciosa, que acentúa el olvido de sí, y va enredando un precioso y amoroso entramado de Unidad y complicidad en el bien y en la Caridad, entre los que se saben y descubren hermanos y diferentes, pero parte del mismo Cuerpo de Cristo en la historia, da un paso adelante, eres un bautizado, un hijo amado de Dios. Ofrécete.
Y, ¿para qué has de ofrecerte?
PARA DEJARTE HACER. PARA DEJARTE MODELAR, EN EL SILENCIO AMANTE, POR EL PADRE DIOS.
PARA ELLO:
Retírate, como Jesús tras su bautismo por Juan el Bautista, al desierto, – las ciudades actuales son verdaderos desiertos, el metro es un desierto, los parques y las aceras concurridas lo son – sin miedo a ser acosado por la tentación, y para dejar que el Padre venza en ti, cada día, al poder del mal. Eres un bautizado. Has recibido el gran sacramento del bautismo que siembra y hace crecer una vida nueva, que da a luz en ti a un hombre nuevo, a una nueva mujer.
El libro de los Hechos, 10, nos dice que “la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” Y ahora la cosa puede volver a comenzar en ti, con tu bautismo, si es actualizado y vivido.
Por tanto:
Actualiza tu bautismo. No lo dejes en el olvido. Recrea tu sana conciencia de bautizado. Entérate del día en que fuiste renacido para una vida nueva en tu bautismo. Y vive como un auténtico hijo de Dios. Haz el bien y resucita tu primer gran amor.

Antonio García Rubio, párroco del Pilar en Madrid

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