RESONANCIA DE LA COMUNIDAD DE JAPÓN A LA VISITA CANÓNICA DE GRACIELA ACOMPAÑADA POR THELMA
Hace ya más de una semana que Graciela y Thelma pasaron por estas tierras de Japón. Es bueno dejar reposar las experiencias para que, al final, aflore solo lo esencial, los sentimientos que perduran en el tiempo. Si tuviéramos que resumir en pocas palabras las vivencias de estos días, diríamos: Escucha, fortalecidas en la fe, cuerpo congregacional.
Escucha: porque nos hemos sentido entendidas desde nuestra realidad actual con una mirada positiva que potencia nuestras fortalezas, aunque nuestras debilidades sean grandes. En la escritura japonesa, el caracter con el que se escribe la palabra “escuchar” está compuesto de otros caracteres que se refieren al “oído”, “ojo” (vista) y “corazón”. De esta manera, el caracter de “escuchar” nos señala que el que escucha activa los sentidos del oído y la vista, y los conecta con el corazón. Así nos hemos sentido escuchadas.
Fortalecidas en la fe: porque, en los diálogos personales y comunitarios, nos ayudó a seguir confiando en el Dios que trabaja con nosotras y a través de nosotras; a caer en la cuenta de cuál es el sabor de nuestra vocación actual como Hija de Jesús y a seguir creciendo en ella; a poner nuestras debilidades en manos del Señor para que Él las transforme, como lo hizo la samaritana que dio de beber de su cántaro a Jesús y Él le ofreció su agua Viva.
Cuerpo congregacional: porque, a través de fotos y de las “conversaciones de familia” en las sobremesas, nos pusimos al tanto de la vida de las distintas partes donde estamos presente y así hemos sentido la presencia cercana de todas las hermanas.
Y, finalmente, solo nos queda agregar la palabra GRACIAS: Graciela, Thelma, gracias de corazón por todo lo que en estos días que habéis pasado con nosotras nos habéis dejado, por el buen ánimo con el que hemos quedado y el deseo de seguir haciendo que nuestro día a día en esta tierra de Japón tenga sabor a Reino.
Comunidad de Japón