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Semana Santa 2023

abril 1, 2023

Un año más, la cuaresma nos trae hasta las puertas de Jerusalén. Somos invitados a acompañar a Jesús en su pasión para que «siguiéndole en la pena, le sigamos también en la gloria».

Acompañaremos cada día con una imagen y pocas palabras. Lo que importa es estar y dejarnos tocar, personalmente, por el misterio que celebramos.

Retiro de cuaresma: Escucha la canción de tu vida.

Domingo de Ramos:

Comenzamos la semana grande de nuestra experiencia cristiana. Celebramos dos fiestas en un mismo día: la memoria de la inspiración de la Madre Cándida ante el altar del Rosarillo y el Domingo de Ramos.

En ambas, Jesús está en el centro, como deseamos que lo esté en nuestras vidas, para poder ser buena noticia para los demás. Jesús, el hombre que pasó haciendo el bien hasta las últimas consecuencias, nos invita a acompañarlo en esta semana de pasión-muerte-resurrección, con la certeza de que, muriendo con Él también con él habremos de resucitar (CFI 136). (Circular 29 Graciela F. – Superiora General)

«Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. 

Flp. 2, 6-9

Jueves Santo:

Participamos de la Cena del Señor. Contemplamos sus gestos y escuchamos sus palabras.

Me imagino reunida en familia, en comunidad, incluso con las personas con las que comparto trabajo y misión. Y veo cómo Jesús se arrodilla delante de cada uno y les lava los pies. Dejo que esta imagen cale en mi corazón hasta hacerse invitación y hablo de ella con Jesús.

Tal vez sólo me diga que… antes me tengo que dejar lavar.

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«Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo»

Juan 13, 8

Viernes Santo:

Es el día de la aparenten ineficacia de Dios. ¿Para qué seguirte? ¿Para qué hacerte caso? ¿Para qué andar caminos que parecen llevarme a malgastar en la vida?

Y Dios calla. Y Dios se esconde. Y nos deja solos. Y nos hace cargar con nuestras propias cruces, esas que hemos abrazado en su nombre.

¿Hasta dónde soy capaz de dar la vida?

Por mí misma, hasta poco. Contemplar la pasión de Jesús hasta la muerte aporta luz y sentido a esos «martirios» que no matan pero duelen. Y, poco a poco, se va ensanchando mi generosidad y mi confianza en que, aunque no lo vea, Dios está.

«… y Jesús salió cargando él mismo con la cruz, hacia un sitio llamado «de la Calavera»»

Juan 19, 17

Sábado Santo:

Cuando ya ha ocurrido. Cuando todo ha terminado. Cuando caemos en la tristeza y la angustia de la ausencia. Cuando nos aferramos a lo que fue y lloramos lo que podía haber sido.

Repaso hoy mis «sábados santos». Situaciones, proyectos, relaciones… Esas en las que no puedo hacer más. Esas en las que parece que hemos llegado al final del camino.

Me reconozco a mí misma en cada una. Agradezco lo que fue y pido luz para descubrir, cuando llegue, la Luz del Resucitado, la Vida nueva que me llega en Cristo, su mensaje.

¡Resucitó!:

También a mí me pasa. Conozco las Escrituras pero no las conecto con la vida, no las entiendo.

¿Soy María Magdalena, Pedro o Juan? ¿En qué discípulo te reconoces hoy? ¿Tal vez eres de los que se han quedado en casa esperando noticias?

Jesús Resucitado nos va a ir buscando a cada uno. Donde estemos. Como estemos. Las veces que haga falta. Pidamos unos por otros para que, en este tiempo de Pascua, reconozcamos los consuelos del Resucitado y nos llenemos de la alegría del Evangelio que nadie nos podrá quitar.

Que, igual que le hemos seguido en su Pasión, le reconozcamos en su Gloria y, en su nombre, seamos personas que generan vida en abundancia.

«Hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos».

Juan 20, 9

Retiro de Pascua: Enviadas a ser canto de Vida.

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