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Darme tiempo para ahondar en la Determinación

mayo 15, 2020

¡Qué importante es hacer memoria de lo que vamos viviendo y retomar el camino que se nos ha propuesto para profundizar e integrar en nuestras vidas, la Determinación de la CG XVII! 

Por estos días recordaba que, justo el 28 de mayo cumplimos ya 7 meses de la invitación que Graciela F. nuestra Superiora General nos hacía para volver a considerar, a modo de repetición ignaciana, el don recibido a través de la Congregación General XVIII. Don que no solo fue para las que tuvieron la oportunidad de ser congregadas en Roma sino para todas nosotras, dispersas en los distintos lugares…

Y nos proponía un proceso de reflexión y oración en un plan organizado en cinco partes, de modo que nos lleve a celebrar con renovada vitalidad el 150° aniversario de la Fundación de nuestro Instituto, el 8 de diciembre de 2021. Que, aunque parece lejos este día, el tiempo avanza rápidamente, casi sin darnos cuenta… 

Nos decía fraternalmente que, con este trabajo lo que se pretendía era sencillamente ORIENTAR UN CAMINO EN TODOS LOS NIVELES DE LA CONGREGACIÓN lo que, a mí personalmente me animó mucho, pues no se trata de hacer y entregar trabajos y responder guías según las preguntas hechas en cada una, sino dejar que el Espíritu de Dios nos toque por dentro y compartir esa vida que se va suscitando a través de los medios propuestos. 

Me calaba hondamente en mi corazón también algo que claramente nos decía Graciela y es que lo que no podemos es no hacer esta profundización empezando por el nivel personal, donde cada Hija de Jesús permitamos que el Espíritu Santo nos conduzca a su tiempo y ritmo y, desde nuestro propio momento concreto, a ir integrando en nuestra vida la Determinación.

Este tiempo de pandemia nos está dando para mucho realmente. Tomé conciencia también por estos días de que estaba teniendo tiempo para leer, reflexionar y escuchar diversos mensajes sobre variados temas y… no estaba dando el mismo tiempo para ahondar en la Determinación a la luz de la Palabra, lo que nos pide tiempo y calma. Así que, me dispuse con ánimo renovado a retomar las orientaciones del segundo bloque que ciertamente voy disfrutando, porque la Palabra de Dios es siempre fuente de nueva vida, de luz, ánimo y gracia.

Esta segunda parte del plan, me va motivando a una mayor corresponsabilidad, a saborear que estamos en un tiempo privilegiado para degustar, ahondar y dejarse comprometer en un salto de calidad como Hija de Jesús. ¡Es gracia! Pido a Dios me ayude y nos ayude a vivir desde nuestra Constituciones y su Palabra este rasgo evangélico de la pobreza que “como valor no es original de Jesús, sino que se encuentra en las raíces del judaísmo… y, está presente en toda la historia de la salvación… alcanzando su culmen y explicitación en su vida, mensaje y ministerio, eligiendo para sí, vivir pobremente”. Y a medida que avancemos en el trabajo, podamos confrontarnos con El, quien nos revela el modo como Dios se nos hace presente a la humanidad y podamos ser mejores Hijas de Jesús hoy, que es lo que nos corresponde. 

Teresa Ramírez, FI 
Bogotá – Colombia

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