Si le preguntásemos a María de Nazaret cómo fue aquello de la Encarnación, tal vez nos diría que una experiencia bastante parecida a la vivida por el Gobierno de la Congregación del 27 al 30 de noviembre de 2023. Y así fue, porque en estos cuatro días hemos sentido el actuar del Espíritu Santo, en cada una de nosotras y en el cuerpo entero de la Congregación.
Con la ayuda de Mari Carmen Martín FI, nuestra mirada, y sobre todo nuestro corazón, vibró y se enfocó en las fuentes, para contemplar en la vida de la Madre Cándida, el modo de actuar de una mujer que se movió en clave de discernimiento, buscando en los acontecimientos y los desafíos de la realidad, el hablar de Dios, para dar respuesta a sus llamadas. Una mujer que desarrolló su liderazgo apoyada en una confianza plena en su Creador, permaneciendo siempre en una actitud de escucha a la voluntad del Padre, encarnada en personas, tiempos y lugares.
También el Espíritu quiso hablarnos desde la reflexión de “otros”. Nurya Martínez Gayol, ACI nos habló de las Dimensiones del cuidado, acompañamiento, discernimiento. Autoridad para animar la vida. Desde sus palabras, caímos en la cuenta de la necesidad de resignificar la palabra “cuidado” y de adaptarla al nuevo paradigma que nos está demandando la realidad y la vida religiosa, para cambiar todo aquello que destruye a la persona. Nurya nos llevó a mirar a Cristo, a recordar, una vez más, que la grandeza del Hijo está precisamente en su hacerse pequeño. En sintonía con la Iglesia, una invitación a vivir el discernimiento en clave de Sinodalidad, de escucha.
Desde este ambiente dedicamos un día a buscar, conjuntamente por grupos de Provincias, las Orientaciones para el oficio de superiora local, con la referencia de las CFI y DNC.
El último día empezamos a soñar con la próxima Congregación General, escuchando nuestras inquietudes y llamadas.
Terminamos el encuentro con varias evidencias, que ya son realidad en la Congregación, de lo que habíamos escuchado en estos días. El testimonio de varias hermanas, de diversas realidades internacionales, como Cuba, la fundación en la Isla de Flores (Indonesia), fundación del juniorado internacional de Granada, Mozambique y Venezuela, nos confirmaban cómo es posible y muy real en la Congregación, el experimentar la riqueza en medio de la pobreza, la fortaleza en medio de la debilidad y el cuidado en medio de la vida amenazada.
Como María, toda la Congregación, podemos seguir diciendo: “¡HÁGASE!” porque hay un pasado que nos fundamenta, un presente que nos llama y un futuro que nos espera.
Gracias al Gobierno general por esta convocatoria tan llena de esperanza y del Espíritu del Señor.