Queridas hermanas:
En la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, nosotras celebramos a la vez, los 148 años del nacimiento de nuestra Congregación en la Iglesia. Con esta carta quiero acercarme a cada una para felicitarnos y agradecer juntas al Padre tanta fecundidad y santidad recibidas de Él en nuestra historia, que nos alientan a mirar al futuro con esperanza.
Este es un día ‘de congregación’, de celebración familiar, que nos invita a unirnos de muchas maneras entre nosotras y a rezar por la Congregación, por cada hermana, por nuestra fidelidad creativa, que se traduce en deseos de mantener el Cuerpo en su buen ser.
Hoy es un día para que las Hijas de Jesús, dispersas por muchos lugares, experimentemos el regalo de nuestra vocación. En ese 8 de diciembre fundacional el P. Herranz nos decía – a aquellas entonces y a nosotras hoy -: “… pocas en número y en calidad todavía menos, según los juicios del mundo…”. Nunca debemos olvidar estas palabras que estuvieron en nuestros orígenes. Deseo que nos coloquemos todas junto a la M. Cándida y a aquellas primeras compañeras suyas y nuestras, y que también hoy, nosotras, estemos dispuestas a correr el riesgo de ser pocas en número y en calidad… Seamos capaces hoy de vivir de aquellos sueños y convicciones de la M. Cándida: “Dios lo quiere”, “con Dios todo lo puedo”, “está puesta en Él nuestra confianza, esto nos basta y no queremos más…”, “al fin del mundo iría yo…”, “somos sus hijas y nunca nos abandonará”. Y otras expresiones que podemos decirnos en ese clima de familia que hoy deseamos vivir.
La verdadera pobreza evangélica a la que nos invitó la CGXVIII la vivió María y la experimentó la Madre Cándida. Nosotras nos sentimos invitadas a seguir de cerca a Jesús, que la eligió para sí… Y desde Él preguntarnos ¿cómo vivo la pobreza? ¿Qué aspectos de mi vida necesitan conversión? Les invito a hacernos estas preguntas mirando a Jesús, a poner sólo en Él la mirada. Tengo la certeza de que contemplándole a Él encontraremos la respuesta. Surge de estar ante el Señor y pedirle la gracia de ‘su modo’, su estilo, sus sentimientos, su pobreza. La de Jesús, no otra. Hay muchas pobrezas que no son de Jesús y por tanto no nos llevan a vivir desde un amor libre y gratuito con los demás.
Al inicio de la carta decía que son años de santidad los que agradecemos. Este día quiero comunicarles una noticia que nos dio la postuladora general, H. Ana María Cinco: el 14 de noviembre el Congreso Especial de los Consultores Teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos dio respuesta afirmativa, unánime, a la pregunta acerca del ejercicio heroico de las virtudes por parte de la Sierva de Dios Vicenta Guilarte Alonso. En este proceso aún falta la sesión ordinaria de los Cardenales y Obispos. Volvemos a sentir la confirmación de que el camino que Cándida María de Jesús nos dejó es un camino de santidad para todas nosotras.
Pido a María, la verdadera Fundadora de la Congregación, que nos alcance de su Hijo la gracia de la pobreza, para caminar como mujeres sencillas al encuentro de nuestros hermanos, ahí donde necesiten que nosotras seamos bálsamo, aliento, presencia amable, consuelo en el camino. Quizás fuera, donde hay mucha necesidad, pero también podemos serlo dentro de nuestras casas y comunidades. Un cariñoso abrazo para todas y ¡FELIZ DÍA DE LA INMACULADA!
Graciela Francovig, FI
Superiora General