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Pedagogía de la Interioridad a partir de los Ejercicios Espirituales

abril 12, 2016

Un grupo de 96 educadores de colegio y parroquias de Belo Horizonte, Bragança, Campinas, Mogi Mirim y Rio de Janeiro se encontraron en la Casa Pastoral Madre Cándida de Bragança Paulista, para reflexionar y rezar el tema “Pedagogía de la Interioridad a partir de los Ejercicios Espirituales”. El jesuita Adroaldo Palaoro acompañó este encuentro coordinado por el Equipo de Espiritualidad de la Región Brasil. Así nos los cuentan.

Iniciamos el encuentro haciendo memoria del 02 de abril de 1869. Hace 147 anos, en la Iglesia del Rosarillo, delante del Altar de la Sagrada Familia, una inspiración divina cambia, radicalmente, la vida de Juana Josefa: una joven que en la plenitud de sus 24 años, supo ponerse en actitud de escucha de la voluntad de Dios. Contemplamos el Rosarillo, dejándonos afectar por cada detalle del altar, sintiéndonos miembros de esta “foto de familia”.
Adroaldo orientó la reflexión a través de algunos textos que aportaron mucha luz para nuestras acciones en el contexto de la educación. A partir de eso, algunos puntos cuestionadores que merecen ser discutidos y discernidos, en nuestras realidades de escuelas, parroquias, familias, comunidades eclesiales.


Algunos puntos:
• La Pedagogia da Interioridad – para una vida expansiva:
– Comprobamos hoy un “déficit de interioridad”. La persona “pos-moderna” perdió la dirección de su corazón; dentro de sí hay un “condominio” donde si cierran puertas, llaves se pierden, secretos son olvidados… y sumerge en la más profunda soledad estéril.
– Las instituciones (familia, escuela, iglesia…) también fueran, al largo del tiempo, descuidándose de las vías de acceso al interior, permaneciendo en la superficie…
-En medio de los cambios y transformaciones de nuestro tiempo, somos llamados, como educadores, a ser personas de interioridad. Interioridad es siempre un camino inconcluso.
– Es imposible “ayudar a otros” a vivir interiormente, si nosotros, educadores, no vivimos en ese espacio de silencio, de gratuidad, de interioridad…

• Jesús, presencia que desentrama interioridades:
– Precisamos redescubrir una pedagogía que nos conduzca hasta el más profundo de nuestra intimidad: ¿De qué tengo sed? ¿En dónde busco saciar mi sed?

• La Estrategia Ignaciana del acceso a la interioridad:
– De la “lectura del texto” a la “lectura de sí mismo”: este es el desplazamiento que Ignacio experimenta en su interior. Inicia un cruce del “texto escrito” al “texto de la vida”.
– La pedagogía ignaciana nos hace peregrinos en dirección a nuestra propia interioridad.
– Ningún camino es exclusivo. El camino apuntado por los Ejercicios Espirituales es uno de ellos. Posibilita conectar con nuestra interioridad y auscultar lo que emerge de ella, pues la interioridad es fuente de nuestra humanidad.
– Cuando la experiencia de los Ejercicios activa el camino interno, hace emerger, a la consciencia, las profundidades desconocidas de nuestro ser, desentraña nuestra vida y libera en nosotros las mejores posibilidades, riquezas, capacidades, intuiciones… Al mismo tiempo, nos hace descubrir nuestra verdad más verdadera de personas amadas, únicas, sagradas, responsables…

• Educar cristianizado – paso del “hacer” al “ayudar”:
– Vivimos la “compulsión de la utilidad”, preocupándonos únicamente con el “hacer habitual” que no tiene mayor impacto en el contexto educativo, no cambia nada…
– Somos llamados a ejercer, en el campo de la Educación, el “ministerio del servicio”, que se expresa en el ayudar, como actitud personal y comunitaria.
– En el “hacer”, el centro somos nosotros; en el “ayudar” el centro es el otro.

A partir de los textos, se nos hicieron algunas preguntas provocativas que podrán ser retomadas en los  Grupos de Reflexión o en los grupos que comparten la vida:
1. ¿Dónde está la profundidad de la educación que ofrecemos? ¿Y cómo somos llamados a profundizar más aún?
2. En el proceso educativo, ¿qué bloquea el acceso a la interioridad e impide el emerger de recursos humanos escondidos en cada educando?
3. Hacer un rol síntomas de una educación superficial. ¿En qué medida cada educador puede colaborar para una educación “de-para-en la” interioridad?
4. Su misión como educador ¿es un simple “hacer… hacer… hacer…” burocrático o espacio de “ayuda creativa”?
Son preguntas que sucintan en nosotros el asombro de cara a la realidad interior y a la riqueza de la realidad exterior, exigiéndonos, así, vivir continuamente en actitud de búsqueda. “Hacer preguntas es aventurarse”.
Cerramos el día, con la celebración de la Eucaristía.

Por Maria Gorete Alves (Laica Madre Cándida)

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