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Sembrando vida en el Amazonas (II)

junio 3, 2022

Continuamos con la segunda parte de la entrevista a Kenia y Jomaris, las dos Hijas de Jesús destinadas a la Amazonía peruana. 

¿Cuál es su religión, sus valores?

Es un pueblo que, por lo general, mantiene su identidad, sus valores ancestrales, sus cultos. Arutam es el nombre de su Dios que, en realidad, son sus ancestros, que les crecieron alas y subieron al cielo y, desde allí, les acompañan. Ellos dicen que prenden su tabaco y, con el humo, se comunican con sus ancestros, que están en el cielo, y les dan fuerza.

Afirman que, para poder vivir, necesitan visión. Es una palabra clave en el pueblo. Para esa visión de lo que van a hacer, su plan de vida, su proyectos, hacen un ayuno que consiste en retirarse a la selva, adentro, con una persona que les guía. Es como una iniciación a su vida adulta. Pero también hacen este ayuno cuando tienen que tomar decisiones, cuando se enfrentan con algún problema. Se retiran lejos, toman su bebida, su guayus, y tienen visión para saber la respuesta, como en sueños. Tienen que dormirse, y se duermen por la hierba. Ellos lo hacen desde el deseo de comunicarse con su interioridad.

La Iglesia Católica llegó con un cura italiano que aprendió el idioma, tradujo la Biblia al achuar y les evangelizó mucho. Es una persona muy querida que ya murió. Ese cura se hizo un achuar más, y ellos agradecen que él se hiciera uno como ellos. Por eso entran en la religión católica, por eso hay diáconos permanentes que se han ordenado. Son los que celebran la Palabra, reparten la eucaristía, celebran los bautismos…

También llegó la Iglesia Evangélica, aunque su postura con lo ancestral es un poco diferente.

Religiosamente, hay diversidad.  

¿Qué saben de las personas de fuera?

Aunque este es un pueblo originario de primer contacto, hace 50 años que se abrieron a «los de fuera». Antes no. A los que entraban les recibían con escopetas, son un pueblo guerrero. Pero ya hace bastante tiempo que permiten, con control, el acceso de otros. Por ejemplo. el contrato de la escuela lo tienen ellos y, cuando quieran, echan a las Lauritas de aquí. Nosotras somos invitadas bienvenidas porque estamos ayudando y porque respetamos sus valores y su cultura, pero piden cuentas. Ellos son los que mandan y están organizados.

Todos los pueblos achuares tienen una federación y esa federación es la jefa, es la que manda en todos las decisiones. Todos los cambios que hay en el pueblo tienen que pasar por esa federación. Por ejemplo, la federación tiene una oficina en San Lorenzo y el jefe fue a la casa donde estábamos para que la directora nos presentara, para que ellos supieran que aquí iba a haber dos hermanas de otra congregación trabajando con ellas. Tuvimos que pedir el permiso del apu, del jefe de la comunidad. 

¿Qué hacen allí para proteger la tierra?

Su organización está pidiendo que el gobierno central pueda legalizar su territorio. Tener su territorialidad quiere decir que ninguna empresa pueda entrar a explotar sus tierras, porque el gobierno central es quien autoriza a que las compañías entren y lo exploten. Hay quien apoya la presencia de las empresas petroleras y quienes no; pero, al menos, el diálogo existe y ahí está la propuesta.

También en la escuela procuramos trabajar por esa defensa de la tierra. Trabajamos por proyectos y, dentro del cuarto proyecto está la defensa del territorio, los derechos de la tierra. Este primer bimestre escolar estamos trabajando la producción de nuestra chacra y qué comer para poder tener salud, porque hay mucha anemia y tuberculosis.

Es importante trabajar el amor por la madre tierra. Nos llama la atención que no siempre la cuidan como deberían. Ellos andan con un machete en la mano y cortan todos los arbolitos pequeños que encuentran por el camino. Nos llama la atención que en esta situación lo hagan, pero parece que aquí es lo normal.

¿Cuál es la situación de la mujer?

Ellas no tienen decisión personal. En el aula son más tímidas y los varones un poco más extrovertidos. Se nota la diferencia y, si no les haces hablar no hablan para nada. Por una parte, por el idioma y, por otra, por la timidez, la mujer tiene menos posibilidades de socializar en la comunidad. 

La mujer es la que siembra y la que cultiva la tierra (limpiar la tierra). Como se acepta la poligamia la mujer está más sometida, porque si no el hombre se busca a otra. Por ejemplo, ahora hay una chica que nos ayuda y que está embarazada. Como no puede seguir estudiando, nos dejó. Tendríamos que poder responder a esa problemática pero no hay fuerzas y el pueblo reclama. Queríamos que ella estudiara a distancia y le estábamos dando los materiales para acompañarla, pero vinieron los mismos achuares y dijeron «no, ella no». Y lo dejó. Es una lucha fuerte. 

¿Cómo es la educación?

En esta comunidad viven 60 familias, pero los alumnos vienen de 24 comunidades diferentes. Algunas están a tres días de camino o un día de bote remando por el río. Ahora, por la pandemia, están un mes de manera alterna. Vienen primero y segundo, se van y vienen tercero, cuarto y quinto de secundaria. Es una pena porque a las familias no les viene bien económicamente. Si vienen en bote con motor es combustible que gastan; y si vienen andando es mucho trabajo para los niños caminar cada mes tres días por la selva y entre aguas. Porque, a veces, hay una cosa que llaman aguajanes, que es como meterse en un pantano y les llega el agua al cuello. Es una ruta difícil.

La escuela de primaria comienza con “materjardín”, como ellos llaman. Van los niños desde muy pequeñitos, pero el nivel es muy bajo porque hay mucha irresponsabilidad. A veces a las 9:30 de la mañana los niños ya están de regreso a casa porque los profesores achuares no les dan la clase. Y cuando llegan aquí, al colegio, que es la secundaria, supuestamente de primero a quinto, llegan con un nivel bajo, bajo, bajo. Ellos acaban entre los 16 y 18 años porque hay sobreedad. Algunos empiezan los estudios, lo dejan, luego vuelven… Es una vida relajada, a su estilo. 

La enseñanza es en achuar, el proyecto es bilingüe. En el internado hay muchos profesores que tienen el idioma propio, pero también saben castellano. Los alumnos no hablan bien el castellano, algunos nada. Los que llegan a primer grado son los que tienen más dificultad para hablar el español porque toda su enseñanza primaria fue en achuar, en el reglamento de los pueblos mantienen su lengua originaria. Entonces se les da el achuar como lengua materna, castellano como segunda lengua e inglés como lengua extranjera. Pero su comunicación es toda en achuar, por eso nosotras no entendemos nada. Pero nosotras también estamos aprendiendo. 

Kenia y Jomaris tienen previsto estar al menos dos años en la Amazonía peruana, un lugar donde hay mucho trabajo para hacer y muchas formas de colaborar. Los alumnos necesitan mucha presencia, mucha compañía, para que su nivel académico suba y mejore su calidad de vida. Lo afrontan con gran entusiasmo ya que como ellas dicen «la misión es muy linda». Aunque aún no entienden el idioma, ven en ellos la alegría, la receptividad, el cariño, y el agradecimiento por su ayuda sin necesidad de palabras. 

Gracias por vuestro tiempo y testimonio. Esperamos poder seguir compartiendo vuestras vivencias. 

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