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Viaje desde el corazón (IV)

Abr 5, 2020 | España-Italia, Hijas de Jesús, Noticias

Avanzan los días ¿se van sucediendo? A veces da la impresión de que el tiempo se ha detenido, sin embargo terminó el mes de marzo; ya nos trajo la primavera pero los paseos a parques y jardines aún están en el deseo.

Con frecuencia sensación de pesadez en el ambiente y en el cuerpo que siente el dolor y la muerte de tantas personas, de cerca y de lejos; compañeras de trabajo, amigas, personas muy allegadas a quienes no podemos despedir; es un doble duelo, algo que queda pendiente y entre los que lloran tampoco se pueden consolar porque no pueden encontrarse. Esta crisis nos trae aspectos inhumanos pero también de la mano discurre mil formas de cercanía, de consuelo, de consolarnos, de ayudarnos mutuamente.

Semana de escuchar voces de otros países y continentes; en Entreculturas mantenemos la reunión semanal los jueves y la esperamos con el gozo de vernos y recibir noticias de toda la familia de Fe y Alegría. La semana pasada fue muy impactante escuchar a dos jóvenes que están en Brasil y Perú la realidad sanitaria de dichos lugares, faltan cosas básica para la higiene como el agua… han decidido seguir con su compromiso de voluntariado a pesar de todo o precisamente por haber descubierto que “aquí está ahora nuestro lugar”. Todo un ejemplo de entrega generosa.

También en esta semana celebramos en la Congregación los 151 de la inspiración que recibió nuestra Fundadora el 2 de abril de 1869 de poner en marcha nuestra familia religiosa en la iglesia y el mundo de aquel tiempo; y de aquel sueño que ella secundó con la ayuda del Señor, aquí estamos y en esta situación de crisis mundial volvemos los ojos a ella, a sus comienzos y nos animamos porque no fueron tiempos fáciles tampoco.

Muchas veces me pregunto si ante las dificultades que tuvo –¡tantas y tan fuertes!- se hubiera arrepentido de soñar y de ejecutar ese sueño, y hubiera seguido otro camino más fácil, sin tantos problemas, cuántas niñas y niños se hubieran quedado sin educación, sin un lugar seguro, sin la dedicación cariñosa y exigente de sus maestros y maestras. Siempre en tiempos difíciles me gusta mirar a Cándida María de Jesús y sus ojos me devuelven ánimo y confianza para seguir.

Con ese motivo recibimos cartas de nuestras superioras provincial y general acompañándonos y dándonos noticias de toda la familia dispersa por el mundo; por ahí supimos que Mati en Venzuela y Pilar Brufal en Myannmar están solas, conviven con los laicos y laicas con quienes comparten la misión. Otro motivo de admiración y de agradecimiento; nos sentimos “junto” a ellas en la distancia y deseamos que pronto puedan estar en alguna de nuestras comunidades.

Y de diversas partes del mundo nos llegan noticias de que la salud está en peligro para mucha gente y siempre los más necesitados son los primeros en sufrir estas crisis. Pero también la compasión y solidaridad se traducen en modos sumamente creativos, porque cuando se afecta nuestro corazón y se nos conmueven las entrañas, se nos ocurren modos y gestos nunca pensados porque nunca vivimos situaciones semejantes. Y nos sorprendemos agradablemente de que aún sin salir de casa “somos para ir” hacia quienes están más necesitados de caricias, de abrazos, de reconocimiento, de compañía.

Y seguimos agradeciendo desde las ciudades y pueblos, el servicio generoso de tantas personas que están a nuestro servicio en la sociedad y que no valorábamos porque no caíamos en la cuenta de lo imprescindibles que son. Al atardecer, ahora ya con más luz, damos ese aplauso que canta “gracias de corazón y ánimo para que sigan entregando la vida”.

Y también el Papa Francisco vuelve a acercarse al mundo entrando en nuestras casas a la hora de la cena con su mensaje para la Semana Santa y nos recuerda: «En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta fe pascual alimenta nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con vosotros esta noche. Es la esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Es una esperanza: la esperanza no defrauda; no es una ilusión, es una esperanza».

Y cuando nos acercamos al Domingo de Ramos recibimos la noticia de que seguimos confinados -¿también conFIados?- otras tres semanas más y tenemos que tomar aire y hacer el esfuerzo de seguir en casa por el bien común. Y seguimos escuchando números y porcentajes y estadísticas sin saber qué de verdad tienen, pero queremos confiar que vamos mejorando

Y la Semana Santa llama a nuestra puerta y nos invita a hacer este camino muy cerca del Señor en su entrega hasta el final hecha servicio; su pasión y muerte hoy en los crucificados de nuestro mundo, pero todo desemboca en la Resurrección y ya no podemos buscar entre los muertos al que vive.

María Luisa Berzosa fi
Entrevías – Madrid